domingo, 14 de septiembre de 2008

Se fué...




Se fue aquella muchacha engreída.  La que le valía madre lo que pasara, la que no le importaba hacer o deshacer siempre que ella se sintiera "bien".  Se fue aquella niña caprichosa que quería hacer las cosas como ella decía, como ella pensaba, como ella soñara.  Aquella mujer que no veía a más de dos días de distancia, que no valoraba entre lo bueno y lo malo, que podía valerle madre el mundo y todo por hacer su regalada gana.  

Por fin se fue.  Se largó.  Y no quiero volver a saber NADA de ella.  NADA. No quiero que regrese, nunca, nunca más.

Esa Laura se fue.  Era lo mejor, y ella así lo entendió.  Y la vida así se lo hizo entender: No era lo que ella quería en realidad, era un capricho por hacer lo que ella decía. Pero se equivocó.  No entendió que su plan no estaba en función de lo que ella pensara, sino de lo que a ella mejor le conviniera.  Por eso tiene ángeles en el cielo, que la cuidan y piden por ella, diario, donde quiera que estén. Y para eso estamos los que la queremos, los que daríamos hasta el último aliento de vida por ella. Y para ella.

Por fin se fue.  Espero que sea un adiós definitivo.

Bienvenida de vuelta, Laura, Boro, la mujer de la que yo me enamoré.

Laura 2.0

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