domingo, 13 de julio de 2014

Del porqué Messi no es, ni fue, ni será, ni nada, el mejor jugador del mundo.



Gana Alemania y salta el júbilo bávaro por más de 20 años sin haber alzado la Copa Mundial. Sin embargo, pocos o casi nadie repara en que hoy, 13 de julio, han caído varios mitos que habíamos estado cargando en el inconsciente colectivo desde hace un tiempo. Los enumero a continuación.

1. América es para los americanos.

Si bien esta aseveración era cierta hasta hace 2 horas, la verdad es que el fútbol europeo ha dominado desde hace ya varios lustros al estilo que tenemos en américa, específicamente a Brasil, Argentina y México, que son los que considero los máximos representantes de este lado del mundo. BTW, vimos a un Brasil falto de picardía y a una argentina falta de verdadero futbol, todos infestados del toque y estilo europeo que a la postre se ha coronado y por ende ha minimizado todo el conjunto de elementos que hacían de nuestro fútbol un trato feliz, pícaro y gambetero muy característico. Este mundial adoleció de ese estilo en su totalidad, así que ver a Alemania campeonar en tierras americanas es simplemente el resultado de la impregnación de este modo de juego en todos nosotros. Simplemente eso.

2. Brasil es el gran gigante de los mundiales.

Este mundial vimos a un Brasil falto y carente de estilo, de idea, de fuerza pero sobre todo de corazón para ganar su mundial. Desde la primera ronda no vimos un estilo propio, ni avasallante ni entretenido que nos permitiera pensar que efectivamente los locales eran contendientes al título. Partidos sosos y con más suerte que habilidad fueron los que marcaron a los brasileños en estos 7 partidos que jugaron en el mundial, pagando un precio muy alto por el atrevimiento de querer llegar al olimpo del futbol: Golizas por 7 y por 3 marcaron por siempre a esta selección que tendrá que replantearse sus últimos 5 años y entender porqué no pueden seguir siendo el hazmerreír del fútbol, y porqué es necesario que regresen al lugar que históricamente les pertenece: el primer sitio.

3. Messi no es ni será el mejor jugador de la historia.

A pesar de lo ridículo y loco que puede resultar este atrevimiento de aseveración, algunos pudieran asegurar que estamos ante una temporada en la que vivimos historia al presenciar las más grandes travesías y logros de Messi, el mejor jugador del mundo.


Nada más FALSO.

Hoy vimos al verdadero Messi, un tipo aburrido y timorato que necesita forzosamente de grandes jugadores para funcionar y hacer funcionar a su equipo. O como lo llamamos todos los demás: Messi es un buen jugador, NADA MÁS.
Caminando, pidiendo ya el tiempo y con una gran apatía y lejos de ser siquiera un referente en el ataque de los sudamericanos, Messi fue más gris que muchos, muchos jugadores. Incluso en su selección, hubo varios jugadores que lo superaron en actitud, en nivel y en interés.
Lejano, muy lejano estuvo Messi. Los Mundiales forjan leyendas, crean ídolos y establecen dinastías. Hoy nadie en este mundo puede creer o pensar que Messi es el mejor jugador del mundo. Y lo más triste de todo es que el balón de oro que le regalan el día de hoy más que ayudarlo lo evidencia más: No he visto un solo comentario que pueda defender lo indefendible, a alguien que esté cierto de que esa es la verdad, y ni siquiera alguien que crea y afirme que efectivamente Messi tuvo algo que ver con este mundial.

Una verdadera vergüenza, lo que vimos el día de hoy. Como sea, constatamos también que las mentiras y los castillos en el aire siempre se derrumban.


Hoy le tocó a Messi.

jueves, 29 de mayo de 2014

Regresando ando.


Decidí alejarme un tiempo de este espacio al que algunos imprudentes llaman Las Cosas Como Son, más por cuestiones de hueva y valemadrismo sin fin  falta de tiempo y presiones mil, pero me ha sobrevenido un síndrome de abstinencia que hoy 29 de mayo de los corrientes no he podido aguantar.
Como estarán acostumbrados mis 134,124 2 lectores, no postearé (ni me comprometeré ahora a hacerlo) de forma habitual. Más bien espero que esto sea algo así como un huevo kinder sorpresa, todos sabemos que contendrá algo pero no sabemos si estará chingón o simplemente se irá al choto. 

BTW contento estoy, movido también, expectativas tengo pero sobre todo (y a eso sí me comprometo), les brindaré el 100% de nutrientes necesarios para saber que este espacio está y seguirá dedicado a decir todo como debe de ser, como es. Les manejo la sinceridad, pues. 

Me voy. Bienvenidos de nuevo a bordo.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

Campeón de Copa



No estaba preparado para la vorágine de emociones a desatarse en poco más de dos horas del 5 de noviembre de 2013. No estaba consciente ni avisado de que sería testigo presencial de uno de los partidos más extraños que haya visto en toda mi vida. Sin exagerar, pasé de la euforia a la tristeza unas 5 veces en ese lapso de tiempo. Fue un partido no apto para cardiacos.
 
En verdad, fue un partido no apto para cardiacos.
 
Todo comenzó muy bien. Estaba confiado, expectante pero con la seguridad de que Morelia era un equipo superior al rival.  MUY superior, quizá. Y al minuto 7 confirmaba mis sentimientos: Morelia sería Campeón. Gol, gran recorte de Montero que besó la red sur del Morelos y que vaticinaba una victoria cómoda, tranquila, avasallante. Nada más lejos de la realidad. Al 12', un golazo de Andrade ponía las cosas 2-0 y con eso el olor a goleada se hacía presente en el Coloso del Quinceo, al menos en la mayoría de los que tuvimos la fortuna de asistir a este singular partido. En verdad pensé en un 5-0 o algo por el estilo, no había una sola señal del futuro tormentoso (figurado y literal) que nos esperaría minutos después. Algarabía. Júbilo. Vítores mil para los purépechas y una falsa sensación de tener todo controlado con menos de un cuarto de partido jugado. Los "oles" y la "ola" se hicieron presentes unos minutos después del segundo gol, incluso el tercero estuvo muy cerca de llegar a través de un tiro libre pero el arquero rival tuvo una gran intervención que ahogó el cantado grito de Gol.
 
Y llegó el 38'.
 
Una jugada complicada, confusión en el área, tiro raso a la puerta y una mano se cruza. Expulsión para Carlos Morales y penal a favor de los atlistas. Gol y 2-1. "Había partido", como comúnmente se dice y el nervio estaba a flor de piel. No solo por el hecho de que el rival hubiera acortado distancias, más bien la incertidumbre de adivinar el parado del equipo con 10 hombres y más de medio tiempo de distancia. Parecía cuestión de tiempo el emparejamiento rojinegro, y ahí solamente se imploraba el fin del primer lapso. Minutos antes, había comentado sobre "lo engañoso que es el 2-0, es el marcador más falso que existe". ChessBor dix it.
 
Y vaya que fue engañoso.
 
Con el 2-1 y un manojo de nervios, el primer cambio de Morelia. "Saldrá Andrade", dije. Así fue. No sacrificarías a Montero o a Mancilla, y la media tampoco debería ser tocada. "Mal plan", mascullé. y es que en un futbol harto timorato como el que vemos actualmente, se debe festejar y aplaudir que los equipos presenten 4-3-3 en lugar del quemado 4-4-2 o incluso el 4-5-1. La irresponsabilidad de Morales le partía el plan al equipo, ya veríamos después si podía compensarse de alguna forma el jugador faltante del cuadro michoacano.
 
Y se compensó.
 
Bravo o la imprudencia de un jugador veterano. Si Morales había hecho gala de una actitud novata e inmadura, poco prudente, "Omarcito" Bravo se hizo expulsar de una forma por demás grosera para con su afición, para con sus compañeros e incluso para su larga trayectoria futbolística. Pique de 50 metros para cometer una falta artera que le mereció su segunda amarilla del partido (previamente había sido pintado preventivo, gracias a reclamaciones al árbitro), y cierto sentimiento de calma regresaba a los aficionados monarcas. A mí y a otros 30,000, pues.
 
Error.
 
Segundo tiempo. En el entretiempo una tormenta se desata en las faldas de Quinceo, presagio cabalístico del drama y desazón que se vivirían en momentos posteriores, y al comenzar el complemento los visitantes se lanzan con dos cambios y todo el corazón hacia el frente.
Debo mencionar que la cantidad de emociones vividas en los primero 45 minutos valieron para mí lo que se vive en los 90 completos. Largo, larguísimo primer tiempo, emocionante el partido pero demasiado cargado emocionalmente.
Comenzó, pues, el segundo tiempo. Atlas con todo al frente, la lluvia amainó pero no desapareció y el nervio de sentirse vulnerables estaba a todo lo que da.
 
Y es que Morelia es de esos equipos que acostumbran a uno a ganar las cosas de la forma más complicada, de la forma más difícil.
 
Vino el 2-2 y con él el silencio sepulcral en el Morelos. Silencio cortado por los atlistas, que rugían desde la cabecera en la que se encontraban confinados. Creo que en este momento fue cuando consideré la posibilidad de ver caer el feudo michoacano, creo que fue aquí cuando la fe se esfumó y empezaba a pensar como probable la oportunidad de ver mancillado al Morelia en propia casa. Morelia intentaba y no podía, se desdibujaba y la confianza se iba, hasta el momento en que un pase genial de Jefferson hacia Mancilla colocaba el 3-2 en el cartón. Tres a dos. Euforia, gritos, alegría. "Ahora sí ya se hizo", escuché. Cuando la noche estaba más oscura para Morelia, un chispazo de creatividad adelantaba de nuevo al "equipo de la Fuerza".
 
Minutos después, más pronto que tarde, un golazo de los rivales y emparejan de nuevo el marcador. 3-3. Juego nuevo y el Morelos de nuevo con un aire húmedo, gélido, aire de drama. Aire de muerte. De ahí en adelante todo fue una sola especulación: no hubo un claro dominio de ninguno de los dos equipos pero quizás Atlas tuvo las más claras. Al final, cuando ya el reloj señalaba la hora y media jugada de rigor, Morelia se animó y armó una, quizá dos jugadas de real peligro. La gente se prendió de nuevo y una vez más se sentía el espíritu del Campeonato, las ansias de campeonar.
 
Silbatazo final. Un empate y tiros penales.
 
"No confío en Vilar", me confesó un conocido. "Trae la confianza", pensé. Penal de Vuoso atajado y el panorama empezaba a clarificar. Luego, Mancilla. Gol. 0-1 en penales y el optimismo inundaba grada a grada el majestuoso estadio Morelos. "Olé, olé olé olé... Vilar... Vilar...". El segundo del atlas lo mete y también... ¿Vilar?... Ok. 1-2 en penales y venía el tercero del atlas.
 
Lo falló.
 
Ahí fue cuando, después de unos 50, 60 minutos de infarto, sabía que Morelia sería Campeón. Vilar había adivinado el disparo y lo había parado, Morelia metió el tercero y era cuestión de muerte súbita para los eternos aspirantes al título. Viene el cuarto de Atlas, y...
 
La gloria. La atajada. Vilar o el héroe personificado en el guardián de la meta michoacana.
 
He vivido uno de los partidos más emocionantes de mi vida. He vivido, también, la primera coronación del equipo de mis amores en casa, y he vivido, además, la fortuna de vibrar minuto a minuto con una de las grandes pasiones que tengo: el futbol.
 
Bendito futbol. Hoy, Morelia es Campeón.

martes, 12 de marzo de 2013

Interiores

Como muchos saben, no soy muy del contentillo en general.  Es decir, no soy de los que le encuentran a prácticamente cualquier situación "el lado amable".  Hay definitivamente situaciones malas, algunas peores y otras más pésimas. Tampoco soy pesimista, me considero más bien realista - utópico.  Sin embargo, algo que puede hacer que me sulfure en demasía es el hecho de encontrar personas que abusan de la buena intención de las demás personas.  Eso es una de las cosas que más me molestan en este tercer planeta.  Lamentablemente me encuentro en una situación así, y considero un exceso en el abuso lo que está pasando actualmente.  Al tiempo.

martes, 5 de febrero de 2013

Re-Constitución

Y es que entre tanta chingadera uno a veces se olvida de escribir.  Sigo a veces sin entender porqué, después de tanto tiempo, este Excmo. y Rvdo. Blog sigue teniendo visitas, pero la verdad es que así lo es.  El respeto a los lectores (casuales, supongo) hace que siga teniendo un poco de remordimiento y ansia hacia este espacio, el cual dedicaré una parte de mi fragmentado tiempo.  Creo que es un buen día para promulgar nuevas obligaciones.  Y ya.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Partidas que duelen

Ayer, la persona que me brindó empleo por primera vez falleció. Una noticia que me impactó profundamente, ya que por diversas situaciones siempre ha sido un referente para mí, más allá del distanciamiento que sufrimos a últimas fechas por circunstancias de la vida, como suele decirse.
Y no lo recuerdo tanto porque haya sido mi primer patrón, ni mucho menos; a Nacho lo conocí desde muy chico, cuando íbamos a su palco en el Estadio Morelos a ver en ese entonces al Atlético Morelia. En ese tiempo no sabía mucho yo del futbol como espectáculo; una parte importante de mí nació ese día que entré a ese palco por primera vez y ver el brillantísimo verde del césped del estadio, mientras Nacho (firmemente) me señalaba cuál era mi lugar y me invitaba a sentarme. Nunca he visto mejor los partidos del Morelia que en ese palco, quizá por ser un grato recuerdo infantil, quizá por la consagrada ubicación del mismo, quizá por la gran sorpresa y los grandes momentos que vivimos ahí.
Muchos fueron los partidos que vimos en aquel lugar; el palco número 20 de mezanine oriente, si mal no recuerdo. Al finalizar el partido en curso, un domingo cada quince días, jugábamos en el pasillo de entrada con su hijo (Nacho Chico) con pequeños balones que él nos compraba por una treintena de pesos y, en general, siempre había una historia qué contar, algo qué resaltar de las idas al estadio y que me provocaban una profunda sensación de tranquilidad, de bienestar. No ubico exactamente cuándo fue que dejamos de ir al palco con mi papá, pero siempre recordaré ese tiempo como una gran fuente de alegría en mis años mozos.

Ya un poco más grande, de 15 años, tuve la oportunidad de trabajar en su empresa de lácteos y carnes frías. El trabajo era pesado para mi edad y la paga no era mucha, aunque para mi corta edad y nula experiencia laboral sentía que el dinero recibido era justísimo y merecidísimo. Nunca, hasta la fecha, he trabajado tan arduamente y con aquella ilusión primaria como en aquel tiempo; las jornadas laborales eran agotadoras y prácticamente diario salía rendido de ese trabajo, pero con la firme satisfacción de haber sudado peso por peso de mi trabajo. Nacho siempre estuvo al pendiente de mis avances laborales, y, claro está, cometí muchas torpezas en ese entonces, propias de la inexperiencia de la edad. Nunca me reconvino seriamente; quizá dos o tres palabras firmes pero ligeras me hacían repostar y enmendar, en dado caso, cualquier desaguisado hecho. Así transcurrieron dos meses de trabajo, y ahí fue en donde empecé a admirar a esta persona que ayer partió.
Al final de mi breve período de trabajo, me brindó algunas palabras de aliento y de paciencia. Pareciera que me veía como alguien suyo, como alguien a quien le importaba su futuro, y son palabras que recuerdo al día de hoy con gran orgullo y veneración, ya que en su tiempo fueron un gran aliciente para seguir con los primeros planes que trazaba en mi vida.

De mirada firme, de caracter aún más firme, malhumorado y autoritario, así era la facha de Nacho. Siempre me impactó la seguridad y el tono de sus frases, la dureza de sus palabras y la exigencia que en ellas reflejaba. Al paso del tiempo, cuando lo conocí un poco más, me dí cuenta que lo que su verdadera intención era procurar lo mejor para las personas que quería y que sobre todo cuidaba de su lugar y de los suyos como poca gente lo hace. En un mundo lleno de falsedades e hipocresías, Nacho se distinguió siempre por su entereza, por su sinceridad y sobre todo por brindar siempre una franca amistad. Después de mi experiencia en "Prolacfri", y teniendo yo también más ocupaciones y menos tiempo libre, dejé de verlo por un buen tiempo, pero siempre perduró en mí ese sentimiento de gratitud hacia él, por su infinita confianza y su severa franqueza.

La última vez que nos vimos fue, paradójicamente, en el funeral de mi tío Víctor. Generoso y gentil, nos ofreció algunos tentempiés y "un fuertecito, para la desvelada". Recuerdo haberlo saludado con gusto, siempre como era, inexpresivo en su mirada, pero fuerte en su corazón, me brindó un fuerte saludo y un caluroso abrazo.

Esa fue la última vez que abracé a Nacho Godínez. Esa fue la última vez que físicamente lo ví, claro, sin saberlo, y esa fue la última oportunidad que tuve para decirle y comentarle lo agradecido y la gran estima que le tengo, pero no se lo dije. Uno siempre espera que las cosas se acomoden para que sucedan de acuerdo a nuestros pensamientos, pero no siempre (es más, creo que casi nunca) es así. Sirvan estos breves párrafos para honrar la memoria de alguien que supo inculcar en mí varios valores trascendentales, de una forma muy particular, pero que siempre tendré presente en mí.

Gracias por todo Nacho, descansa en paz.

domingo, 11 de marzo de 2012

La levedad del ser

Valga la presente como una entrada escrita en una nueva plataforma, aunque redundará (así lo espero) en el mismo blog; su blog de confianza, ése que comenta las cosas como son. 

Y no es que me dé hueva entrar a Blogspot no me interese mantener este blog, simple y sencillamente los espacios en el tiempo se reducen y apenas se va recapacitando en la necesidad de crear una entrada cuando ya pasó un año.  En fin. 

Esperemos que de este modo podamos revivir aunque sea mínimamente este espacio de ChessBor en la red; ese espacio en el que las cosas se dicen, así como son.