viernes, 12 de diciembre de 2008

Día Raro.

Lo inicié en la clínica. Cambiando el template de aquí, cosa que pensé sería rápida, pero terminó siendo toda una experiencia religiosa. Al fin y al cabo, nadie dijo que administrar un sitio en expansión sería fácil. Claro, como todo cambio, un desmadre el día de hoy. El chiste es, a mi parecer, crear una reacción. Buena, mala, no importa: necesitas crear una reacción. Y así fué
Misión cumplida.
Después, el fondo de ahorro. Por fin, después de un año tan complicado, finalizan los que estuvieron dentro de este servicio en la clínica, entregaron la lana, y dejaron los puestos vacantes. Ahora soy el Presidente del Fondo. Bien por eso, bien por eso.
Claro, no he dormido en todo el día. Y ya son las 00:58 del 12 de diciembre, así es que no dormí en el día entero. Ni modo. Las ocupaciones, siempre a la orden del día.
Después de eso, ir a "El caracol". Es de esas cantinas tipo pacheco en las cuales vas, comes carpas, tostadas, tacos, loqueseaquealfinlocaroeselchupe, y me eché dos cheves. Creo que inauguré, sin querer, el Lupe-Reyes del alcohol. Lol.
Y aquí viene lo bueno. Lo divertido. Je.
Tomé un taxi para dirigirme en casa de Laura, una amiga (xD), pues habíamos muy formalmente quedado de ir a ver celulares para un servidor, debido a que el modelo que portaba en ese momento (El w200 de Sony Ericsson) nunca me ha gustado. Hablé con ella, a través del susodicho y caduco cel, para decirle que iba ya por ella, para que estuviera lista. No sé en qué momento llegamos a la casa de ella, me bajé, pagué y toqué a su puerta. Ella salió, platicamos, y, de repente, tuve una pésima señal: Empecé a esculcarme y no encontré en lugar alguno, el famosísimo W200.
Maldije mi puta suerte.
No era posible que el día en que iba a cambiar efectivamente de móvil, el anterior se pusiera princesa y se largara en cualquier taxi de esta ciudad moreliana, así, sin más. No era justo. Maldije a las mil putas por no haberme cuidado el celular, pero sobre todo, maldije la suerte y la mala pata de haber olvidado el pobre cel por primera y (quizá) última vez en mi (su) vida. En fin.
Marqué no sé cuántas veces. Unas veinte. Más, quizá. Las respuestas rayaban en lo paranoico: desde número ocupado, hasta buzón telcel, pasando por número no disponible y finalmente, por una voz que tímidamente se animó a decir: Bueno?
- Bueno... Oye.. no me cuelgues! me puedes devolver mi cel?
- Es que estoy en la Iglesia. No me puede marcar en unos diez minutos?
- Ajá. Bye.
O la voz femenina era una sado freak o de plano era un alma de Dios. Me inclinaba, morbosamente, por la primera opción. Y es que quién, en este mundo infernal, podría: 1. Devolver un celular (por chafa que sea), 2. Pedir que le hablen al ratito para devolverlo como si qué y 3. No olvidar mejor el tema y quemar o tirar o romper o desaparecer el celular y listo?. Verdaderamente fueron diez minutos MUY cabrones. Culeros, si me permiten la expresión. Poco a poco, cada uno de los seiscientos segundos se fueron extinguiendo hasta que sólo quedó el recuerdo de ellos, y una vez más, la llamada a mi celular estaba en progreso.
- Bueno?
-Hola... Oye, qué bien que me contestas. En dónde te puedo ver para lo del...
- Acabo de salir de la Iglesia. Estoy en la plaza Melchor Ocampo. Si quieres, nos vemos en el teléfono detrás de la fuente de la plaza {sí, la de las granadas}.
- Va. Llego ahí en diez o quince minutos. Pero cómo te reconozco?
- Traigo un rebozo de colores.
- Pero, no será muy común gente con rebozos, por la fecha?
- Mira, no me muevo del teléfono, ahí nos vemos.
- Ok. Ahí voy.
Hice ocho minutos. No fué difícil llegar, aunque Laura es pequeña, y por ende, sus pasos son pequeños también.
Me la imaginaba más joven. Mucho, mucho más. Era una cincuentona envuelta en un rebozo negro con hilos de colores, quien me estaba esperando pacientemente recargada en el teléfono que se encuentra en la parte posterior de la fuente de la plaza que conmocionó al país guadalupano per sé. Como fuera, no iba a ligar:
- Hola... es usted quien encontró un celular en un taxi?
- Hola... Sí. Aquí tienes.
- !!!
Me privé. Claro que no me imaginaba que este cabrón anduviera de gira artística, pero mucho menos, que algún día regresara, por sus fueros. Creí en ese momento en los diez mil santos, en la fe, en Dios y en que hay personas buenas... aún.
- Gracias!!! Mire, aquí tiene... digo, para un refresco o algo...
-No! no lo hago por eso! Aunque... bueno, ándele pues. Nada más porque si no, tengo que ir hasta el cajero... (WTF!!!) However, uno nunca sabe los caminos del Señor...
Celular online. Qué chingón! De ahí a donde compré a su predecesor, era no más de media cuadra.
El W580. Está con madres. Con estilo, dirían en case Sony. En fin.
Luego, el futbol. Dos cero en contra de los Cruz Azules. Demonios.
O Diablos. O lo que sean.
Ahorita, son las dos de la mañana. Entre la chateada, el dolor de cabeza y la escribidera de esto, me llevé dos horas. Pero ahora sí, dormiré. Así son mis días.

jueves, 4 de diciembre de 2008

¿Porqué?

¿Porqué? ¿Qué hemos hecho?



y qué hizo el glorioso Mazatlán para merecerlo?